LAS EXPECTATIVAS: CUANDO LO QUE ESPERAS TE ALEJA DE LO QUE ERES.

 Las expectativas son ideas que creamos sobre cómo deberían ser las cosas: cómo debería comportarse alguien, cómo debería salir un proyecto, cómo deberíamos sentirnos, reaccionar o vivir cierta etapa de la vida.

Y aunque muchas veces surgen desde el deseo de tener claridad o control, la realidad es que las expectativas mal gestionadas nos desconectan del presente, de nuestra paz… y de nosotras mismas.

¿Qué son exactamente las expectativas?

Son proyecciones mentales que generamos en base a nuestras creencias, miedos y experiencias.
Nos hacen imaginar un resultado ideal y, cuando ese resultado no se cumple, aparece la frustración, la decepción o la sensación de no ser suficientes.

¿Por qué generan tanto desgaste emocional?

Porque te sacan del aquí y ahora.
Te atan a un futuro imaginado y te hacen rechazar lo que está pasando realmente.
Además, muchas veces esperamos de los demás (o de la vida) cosas que no están en su naturaleza darnos. Y eso nos deja vacías, con la energía baja y el corazón confundido.

¿Cómo trabajar con las expectativas?

1. Obsérvalas sin juicio

Pregúntate: ¿Qué estoy esperando? ¿Esto nace del amor o del miedo? ¿Esto lo deseo realmente o lo creo necesario para ser valorada?

2. Libérate del “deber ser”

No todo tiene que salir perfecto. No todos deben entenderte. No necesitas cumplir un guion para ser suficiente.

3. Suelta el control, abraza la confianza

Las cosas que están alineadas contigo llegan de forma más fluida cuando no las aprietas con ansiedad. La confianza crea más que la exigencia.

4. Vuelve al presente

Lo único real es lo que está ocurriendo ahora. Ahí está tu poder. Ahí vive tu esencia.

Cuando sueltas expectativas, recuperas energía.

Dejas de pelear con la realidad y comienzas a relacionarte con ella desde la aceptación, no desde el control.

Y desde ese lugar, puedes crear mucho más de lo que imaginabas.
Porque ya no estás esperando que las cosas cambien para sentirte bien.
Te sientes bien... y desde ahí, lo demás se transforma.

¿Y tú, qué expectativas estás lista para soltar?

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